Todas las tradiciones, todas las culturas, todos los maestros, promulgan una
sola verdad, "Que tras la dualidad se halla la unidad". Que la luz y
las tinieblas el YIN y el YANG, lo femenino y lo masculino, todo esto forma
parte de una misma unidad de dios, mas si trascendemos la dualidad encontramos
lo divino.
Nuestro trabajo en la nueva era es conciliar los opuestos, hacer de los dos
una misma carne. Es en nuestra vida donde se realiza esta tarea, minuto a
minuto, es en nuestro corazón donde se levanta el altar de la unidad. El espíritu dirige esta nuestra obra! Orad al espíritu,
pues es él quien concilia toda oposición, orad para que se manifieste su presencia en
nosotros.
En la mente divina todos somos bellos, todos hermosos todos divinos, debemos
unir nuestra mente a la mente divina para que el mundo que contemplen nuestros
ojos sea hermoso y no temible. “Contemplad la belleza y el universo será bello”
pues gracias a nuestra visión se trasmutara el mundo. Contempla el amor, vive
el amor y cambiara el mundo, pues nuestra visión de un mundo en paz, renovara
el viejo mundo.
Pero la paz solo es posible conciliando los opuestos, al unificarlos hay un
cambio de conciencia y la creación evoluciona.
Es así, que somos simples instrumentos en el plan divino, es este el papel
que jugamos en la creación y no hay que temer si el gran espíritu está con
nosotros, si dios nos habita quien podrá dañarnos, si ya estás en el camino de
retorno es porque ya conoces las tinieblas y estas no te vencieron, no temas y
cuida de no volver a las tinieblas poned tu voluntad en el amor y no en el miedo y salvaras al
mundo de la ignorancia y la oscuridad.
Nuestra misión es la misión del espíritu conciliar, unificar, armonizar, equilibrar,
despertar nuestra conciencia en una verdad eterna, que masa allá de toda
dualidad, que más allá de toda división, todos somos uno en la mente del absoluto.
Pues todo parte del absoluto y a él volverá irremediablemente.
Es este el principio y fin del camino del conocimiento que ahora emprendes,
es esta la ley de interdependencia que marca el nuevo orden, esa es la ley de
amor que dirige la gran obra.
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