Oh, mi
amado Espíritu, mi Espíritu poderoso, el Omnipotente, tú que estás lleno del poder
del Cielo y de la Tierra, lléname con tu poder.
Oh, mi
Espíritu, lléname con tu Reino manifiesto; que yo sea un receptáculo para
revelar aquello que es invisible en el Cielo, para dominar aquello que es
visible en el Tierra.
Manifiesta
para mí, mi alimento diario, de modo que yo viva para reconocer mi culpa, mi
duda, mi pesar, y, entonces, ser consciente de la verdad.
Oh,
poderoso Espíritu, no permitas que yo sea tentado.
Protégeme
de todo lo que pueda persuadirme.
Y
manifiesta a través de mí al Dios divino.
Así lo
digo yo.
Que así
sea.
Por la
vida...